Catamarca dejó de ser una provincia escondida para convertirse en uno de los destinos más deseados por quienes buscan asombro, silencio y profundidad. Con una fuerte apuesta al turismo de naturaleza, cultura ancestral y aventura extrema, se tornó en uno de los sitios vacacionales más recomendados del noroeste argentino.

Máximo símbolo turístico estival argentino, la ciudad bonaerense de Mar del Plata dejó de ser una postal exclusiva del verano para convertirse en un destino atractivo los doce meses del año al combinar naturaleza, cultura, historia y aventura. A sólo cuatrocientos kilómetros de la Capital Federal, La Feliz ofrece experiencias urbanas hasta paseos serranos con una agenda tan amplia como accesible para todas las edades.

San Javier, un pintoresco pueblo del Valle de Traslasierra cordobés, viene ganando reconocimiento como destino emergente argentino gracias a su fusión de naturaleza, bienestar y arte. Ubicado a los pies del cerro Champaquí, el más alto de la provincia, este rincón serrano ofrece una experiencia relajada ideal para viajeros que buscan desconexión, caminatas, yoga y buena gastronomía.

La provincia de Chaco proyecta sobresale por su cultura, arte indígena y ecoturismo que la posicionan como un destino emergente del noroeste grande argentino. Conectividad terrestre mejorada, propuestas únicas como la Bienal de Esculturas y áreas protegidas en expansión la tornan una opción con identidad propia para el viajero consciente.

La provincia de Formosa impulsa su propuesta turística con una estrategia centrada en el ecoturismo, la cultura originaria y los paisajes ribereños que garantiza conexión con la naturaleza, tranquilidad y experiencias auténticas. El crecimiento de la conectividad terrestre, la mejora de la infraestructura y el apoyo institucional la posicionan como uno de los principales destinos emergente del noroeste argentino.


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