Con más de 5.000 kilómetros de ríos navegables, Argentina vive un crecimiento sostenido del turismo fluvial, una modalidad que combina naturaleza, cultura y sustentabilidad. Desde los cruceros del Delta del Paraná hasta las excursiones por el río Uruguay y el Bermejo, esta actividad se afianza como una nueva forma de descubrir el país desde el agua, impulsando la economía local y la preservación ambiental.

Este verano proyecta un auge del turismo romántico en Sudamérica con destinos que combinan playas, montañas y gastronomía en propuestas diseñadas para parejas que buscan descanso, bienestar y conexión emocional. La tendencia, potenciada por la temporada alta y la reactivación aérea regional, se centra en experiencias sensoriales al aire libre, alojamientos boutique y circuitos de enoturismo que revalorizan la intimidad y el contacto con la naturaleza.

La Argentina se consolidó como uno de los principales destinos de ecoturismo de América del Sur con un crecimiento sostenido en la demanda de experiencias vinculadas con la naturaleza, la biodiversidad y las comunidades locales. Según datos del Observatorio Económico de Turismo de Naturaleza, más del 38% de los viajeros nacionales vacacionaron en destinos asociados a la sustentabilidad como tendencia que combina conciencia ambiental, bienestar y conexión con los paisajes.

Especialista en certificar destinos con cielos limpios de contaminación visual, la fundación española Starlight distinguió a los Esteros del Iberá, en la provincia argentina de Corrientes, como un ícono del astroturismo gracias a la calidad de su celaje sin iluminación artificial permitiendo observar las estrellas con máxima claridad.

El turismo se consolidó como uno de los motores económicos más importantes de Misiones ya que representó el 9% del Producto Bruto Geográfico (PBG) de esta provincia argentina que tiene a las Cataratas del Iguazú como su destino más popular e importante en términos de captación de visitantes tanto de nuestro país como de los cinco continentes.


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