Estos datos oficiales del Ministerio de Industria y Turismo español confirmaron la creciente preferencia por este destino europeo. El aumento de viajeros fue del 27% interanual situando a la Argentina entre los principales mercados emisores de la región.
El fenómeno se explica en gran medida por los cambios recientes en la política cambiaria argentina, que incluyeron la eliminación del Impuesto País a fines de 2024 y la liberación parcial del cepo en abril de 2025.
Con un tipo de cambio que durante buena parte del semestre rondó los 1.200 pesos por dólar, los precios en España resultaron competitivos frente al mercado argentino. Gastos cotidianos como un desayuno en un bar madrileño, que cuesta en promedio 2,5 euros, se pagaban al equivalente de 3500 pesos, cifra difícil de igualar en Buenos Aires.
Las compras de indumentaria se consolidaron como uno de los rubros favoritos. Tiendas como Zara, Primark o El Corte Inglés se vieron colmadas de turistas argentinos, muchos de ellos aprovechando el beneficio del tax free para regresar con valijas cargadas de ropa y accesorios.

El impacto económico del turismo emisivo argentino no se limita a España. Según el Indec, en julio los viajes al exterior crecieron un 26,5% interanual, mientras que el turismo receptivo en Argentina cayó un 16% en el mismo mes. Solo en julio, los argentinos gastaron 576 millones de dólares en el exterior, mientras que los visitantes extranjeros dejaron en el país apenas 32 millones de dólares.
En total, la suma de enero a junio más los consumos de la temporada alta de julio y agosto marcan una salida de divisas que supera con amplitud los 1000 millones de euros registrados oficialmente en España. La tendencia refleja cómo los cambios macroeconómicos en Argentina repercuten de forma inmediata en el turismo internacional.
La reciente suba del dólar oficial y la consecuente escalada del “dólar tarjeta”, que en septiembre ya supera los 1.900 pesos, podrían modificar la ecuación en los próximos meses. Analistas advierten que la brecha cambiaria y la incertidumbre electoral podrían enfriar la demanda de viajes al exterior de cara a fin de año.
El desafío inmediato está en el equilibrio porque, mientras el turismo emisivo argentino bate récords históricos en destinos como España, el turismo receptivo en el país continúa mostrando señales de retracción, con impacto directo en la balanza de ingresos del sector.



















 
            
            
