En 2024, Albania recibió casi 12 millones de visitantes, triplicando las cifras de 2014, cuando apenas superaba los 3,8 millones. Sin embargo, en paralelo, la población local cayó de 2,9 a 2,4 millones de habitantes en la última década por la emigración de jóvenes y profesionales, justamente el perfil que más requiere la industria turística.
Datos oficiales muestran que los trabajadores extranjeros pasaron de 9.825 en 2023 a 13.000 en 2024, con un nuevo incremento proyectado de entre 15% y 20% para 2025. Aunque aún representan menos del 1% de la población total, su presencia es cada vez más visible en la costa, donde se multiplican los puestos de atención en hoteles, clubes de playa y restaurantes gestionados por venezolanos, colombianos y otros latinoamericanos.
Los salarios de 650 a 1.000 euros mensuales en el sector turístico resultan atractivos para estos trabajadores, en especial cuando se combinan con beneficios como alojamiento y la posibilidad de alternar entre la capital Tirana en temporada baja y la Riviera albanesa en verano. Para los empresarios, la continuidad de los mismos empleados cada año evita el costo de entrenar personal nuevo en cada temporada.
El atractivo se potencia por la entrada sin visado para ciudadanos de varios países latinoamericanos, lo que facilita los contratos temporales. Las redes sociales y el boca a boca funcionan como canales de reclutamiento que cruzan continentes, acelerando la llegada de mano de obra en sectores como gastronomía, hotelería y atención al cliente.

La tendencia no es nueva: en años anteriores, Albania recurrió a trabajadores de Filipinas, India, Nepal y Bangladés para cubrir puestos de cocina y limpieza. Ahora, el perfil de los latinoamericanos, con experiencia internacional en hostelería y dominio de varios idiomas, encaja mejor en roles de contacto directo con turistas europeos y con la diáspora albanesa que regresa cada verano.
El desafío para Albania será sostener este modelo en el tiempo. El crecimiento del turismo, que representa ya más del 10% del PIB, depende cada vez más de una fuerza laboral extranjera que cubra la brecha generada por la emigración juvenil. A medida que los destinos europeos compiten por atraer trabajadores, la Riviera albanesa busca consolidarse no solo como destino de bajo costo para viajeros, sino también como opción viable de empleo estacional para migrantes latinoamericanos.
Entre sus principales atractivos, la Riviera Albanesa brilla por sus playas idílicas, mientras que ciudades como Gjirokastër y Berat, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fascinan con su arquitectura otomana y fortalezas históricas.
Su capital Tirana mezcla modernidad y tradición mientras que el Parque Nacional de Theth ofrece aventuras en la naturaleza para los amantes del senderismo.
Con su hospitalidad, paisajes deslumbrantes y precios imbatibles, Albania se perfila como un destino europeo imprescindible para quienes buscan descubrir un lugar único sin exceder su presupuesto.



















 
            
            
