El anuncio, realizado por su director ejecutivo Brian Chesky durante la presentación de resultados del segundo trimestre de 2025, estuvo acompañado por el lanzamiento de nuevas funciones de inteligencia artificial que personalizan la experiencia de viaje.
Entre abril y junio, la compañía registró ingresos por 3.100 millones de dólares, un 13% más que en el mismo período del año anterior, superando las previsiones de Wall Street. Pese a este crecimiento, Chesky advirtió que la competencia y las regulaciones en distintos mercados podrían ralentizar el ritmo de expansión, lo que impulsó la decisión de diversificar la oferta.
La incorporación de hoteles se enfocará en destinos con alta ocupación, donde la disponibilidad de viviendas es limitada. El objetivo es retener a usuarios que antes migraban a otras plataformas en busca de servicios como desayuno, limpieza diaria o atención 24 horas. Chesky aclaró que se trata de una estrategia complementaria que no reemplazará el modelo original.
En paralelo, Airbnb avanza en el desarrollo de un asistente virtual basado en IA capaz de anticipar necesidades, sugerir destinos según viajes anteriores, gestionar cambios de reservas y recomendar alojamientos adaptados a cada presupuesto y preferencia. Según la compañía, esta tecnología ya redujo en un 15% la intervención humana en la resolución de incidencias.
Con esta expansión, Airbnb ingresa en competencia directa con cadenas hoteleras y plataformas como Booking.com y Expedia, enfrentando nuevos desafíos logísticos, de negociación y de regulación. A su vez, la integración de inteligencia artificial plantea retos en materia de privacidad y manejo de datos personales, un aspecto en el que la empresa reconoce que deberá actuar con especial cuidado.
Es una modalidad de alojamiento vacacional que adquirió mayor relevancia en esta nueva normalidad post pandemia de Covid-19. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC según sus siglas en inglés) aseguró que los alquileres de corto plazo favorecen a la reactivación del sector a nivel mundial tras la crisis global desatada por los contagios masivos de coronavirus.
Los especialistas de la WTCC consideran que estos alquileres temporarios de tan sólo unos días hicieron crecer la cantidad de alojamientos disponibles y ayudan a que aumenten los visitantes en un destino. Al mismo tiempo, se amplía la participación de la comunidad local en el turismo ofreciendo una diferente y, muchas veces, única a los viajeros.
Director de política global de Airbnb, Theo Yedinsky, sostuvo que los alquileres a corto plazo permiten que la gente se inserte en la economía del turismo y que los ingresos obtenidos a través de esta modalidad de alojamiento ayudan a muchas personas a mitigar los efectos negativos de la inflación.
“El 35% de los anfitriones de Airbnb en todo el mundo aseguran que esta actividad les representa un sustento financiero importante. Además, los alquileres a corto plazo ayudan a distribuir el gasto de los visitantes a través de las comunidades”, reveló el ejecutivo Yedinsky.