La Argentina ofrece escenarios ideales para este tipo de experiencias. Desde pedalear por la Quebrada de Humahuaca hasta caminar por la cordillera riojana hacia el cráter del Volcán Corona del Inca, o hacer ecoturismo en el Parque Nacional El Palmar en Entre Ríos, las propuestas se multiplican para quienes desean descubrir paisajes con bajo impacto y alto valor natural y cultural.
El turismo regenerativo va más allá de mitigar el daño ambiental. Propone la restauración de los ecosistemas y el fortalecimiento de las comunidades locales mediante la participación activa de los visitantes en experiencias significativas. Alojarse en casas de familia, compartir una receta tradicional o colaborar en actividades rurales forman parte de esta nueva mirada que vincula al turista con el territorio.
La Red Argentina de Reservas Naturales Privadas es uno de los actores clave en este proceso. Conformada por más de noventa establecimientos y diez organizaciones conservacionistas, promueve el manejo sostenible en zonas de alto valor ambiental. En muchos casos, estas reservas combinan la conservación con la producción agroecológica, la ganadería sustentable y el turismo de naturaleza.
El 80% del territorio argentino está en manos privadas según estadísticas oficiales de la ONG Fundación Vida Silvestre. Por eso, el desarrollo de herramientas que permitan la coexistencia entre conservación y producción es fundamental para garantizar la protección de los ecosistemas en el largo plazo.
Estas iniciativas enfrentan desafíos jurídicos y financieros. En ausencia de una ley nacional de presupuestos mínimos para reservas naturales privadas, la continuidad de estos espacios depende muchas veces de la voluntad y recursos de sus propietarios. Sin un marco legal uniforme, proyectos de alto valor ambiental quedan a merced de la coyuntura económica y política.
Viajar con conciencia configura mucho más que una tendencia, se tornó una responsabilidad compartida. El turismo del futuro será el que regenere lo que toca, integre a las comunidades que visita y construya experiencias transformadoras sin dejar huella. La industria del turismo tiene en este enfoque una gran oportunidad para reinventarse, crecer y aportar valor real.