Según datos oficiales del gobierno peruano, coincidentes con las estadísticas elaboradas recientemente por el sector turístico privado, la gastronomía representa hoy cerca del 20% de la motivación de viaje hacia el país andino, posicionándolo como líder en este segmento en Sudamérica.
La ciudad de Lima, considerada la capital gastronómica de América Latina, concentra una amplia oferta que va desde restaurantes de autor premiados en rankings globales hasta mercados tradicionales como el de Surquillo o el de San Pedro. Allí, los visitantes pueden degustar desde un ceviche fresco hasta innovaciones de la cocina nikkei y chifa, fruto de la fusión cultural.
Fuera de la capital, regiones como Cusco, Arequipa y la Amazonía amplían el abanico de experiencias. En el Valle Sagrado, los viajeros disfrutan de la papa nativa en múltiples variedades, mientras que en Arequipa el rocoto relleno y el chupe de camarones se convierten en protagonistas. En la selva, los insumos exóticos como el camu camu, la castaña o el paiche seducen a quienes buscan sabores únicos.
El impulso institucional también fue clave. El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), junto con PromPerú, desarrolla circuitos gastronómicos, festivales y campañas internacionales que destacan la diversidad de productos y la calidad de los chefs locales. Eventos como Mistura y la presencia de restaurantes peruanos en las listas de The World’s 50 Best Restaurants refuerzan el atractivo.
El impacto económico es notable: según estudios del Banco Central de Reserva del Perú, el gasto promedio de un turista gastronómico es un 25% superior al de un visitante tradicional. Además, el sector impulsa la agricultura familiar, la pesca artesanal y el turismo comunitario, fortaleciendo un modelo sostenible e inclusivo.
Especialistas coinciden en que el éxito del turismo gastronómico peruano se debe a la combinación de tradición, biodiversidad y creatividad. La diversidad de climas y regiones produce una despensa natural que permite reinventar platos sin perder identidad. A esto se suma una narrativa cultural que conecta a cada receta con la historia de los pueblos originarios y las migraciones.
Hoy, visitar Perú significa recorrer un país donde la cocina es parte de la experiencia turística integral, tan importante como Machu Picchu, la Amazonía o las playas del norte. El desafío hacia el futuro es seguir innovando sin perder la autenticidad, consolidando al país como destino gastronómico de referencia mundial.
Los expertos de la Organización Mundial de Turismo (OMT) consideraron que Perú es el segundo país sudamericano que más lejos se encuentra de recuperar los niveles de turistas extranjeros que tenía antes de la pandemia.
El gobierno de Perú lanzó su programa Turismo Emprende Edición 2022 distribuyendo 4.23.064 soles no reembolsables, el equivalente a 1.228.021 dólares estadounidenses, para que el sector privado instrumente acciones que impulsen la industria de los viajes a nivel nacional tras las pérdidas sufridas por la pandemia de Covid-19.