El jetlag, ese desfase horario que transforma un viaje soñado en una experiencia agotadora, sigue siendo uno de los mayores desafíos del turismo internacional. Según la Clínica Cleveland, este fenómeno aparece cuando se cruzan varias zonas horarias en poco tiempo y el cuerpo debe adaptar su “reloj interno” -el ritmo circadiano- a nuevos ciclos de sueño, vigilia y alimentación.
El Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales advierte que ese desajuste puede afectar la concentración, el humor, el apetito y el sistema inmunológico, con consecuencias que duran varios días si no se aplican medidas preventivas. Por eso, los especialistas coinciden en que la clave está en la planificación previa al vuelo y en la gestión consciente del descanso durante el viaje.
El neurólogo Agustín Folgueira, médico de la Sección Medicina del Sueño del Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires, explicó que el error más común es dejar la preparación del viaje para último momento.
“La mayoría llega al aeropuerto sin haber dormido bien. Lo ideal es descansar entre siete y nueve horas la noche anterior al vuelo, ya que un cuerpo descansado se adapta mejor al cambio horario”, recomendó el médico Folgueira a quienes afronten viajes en avión de larga distancia.
El médico recomienda ajustar progresivamente los horarios de sueño antes de viajar: adelantar la hora de descanso para los viajes hacia el Este —como a Europa— y retrasarla para los viajes al Oeste —como el regreso al continente americano—. Este simple cambio ayuda al cuerpo a sincronizar su reloj interno con el destino final.
Durante el vuelo, los hábitos también son determinantes. Folgueira sugirió mantener una buena hidratación, evitar el alcohol y reducir el consumo de cafeína, ya que ambos alteran el sueño y favorecen la deshidratación.
Además, aconsejó ajustar la hora del reloj al horario del nuevo destino antes de aterrizar y comenzar a comer y descansar en función de ese horario debido a que, de esta forma, se facilitará una mejor y más rápida adaptación.
Los síntomas más frecuentes del jetlag incluyen cansancio, somnolencia diurna, dificultad para dormir, irritabilidad y molestias digestivas. En promedio, el cuerpo tarda un día por cada huso horario cruzado en adaptarse completamente. Para reducir este período, los especialistas recomiendan exponerse a la luz natural durante las mañanas si se viaja hacia el Este, y hacerlo por la tarde si el destino está hacia el Oeste, ya que la luz solar actúa como regulador natural del reloj biológico.
Finalmente, los expertos coinciden en que la mejor herramienta es la anticipación. Planificar el descanso, cuidar la alimentación, ajustar los horarios y evitar los excesos son los pilares para disfrutar del viaje desde el primer día sin que el cuerpo quede anclado en otro huso horario.










