El informe detalla que el turismo de ocio continúa liderando la demanda, con un 30,7 % de participación en agosto, pero su crecimiento se frenó tras la reactivación pospandemia. En Bogotá, la ocupación descendió del 63,6% al 59,4%, mientras que en Cartagena pasó del 70,1% al 68,6%. Regiones tradicionalmente turísticas, como el Eje Cafetero y la Costa Caribe, también registraron retrocesos, con promedios que no superaron el 52 %.
Desde la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), su presidente José Andrés Duarte advirtió que la situación “no es coyuntural, sino estructural”, ya que la combinación de informalidad, altos costos y menor demanda está afectando la competitividad del sector. “Cae la posibilidad de generar empleo y suben los costos operacionales, con un impacto directo de la reforma laboral y la sobretasa energética, que en nuestro sector es 20 % más alta que en otras actividades”, explicó el titular de Cotelco.
Según Cotelco, la ocupación nacional que hace pocos años superaba el 62% hoy ronda el 49%, lo que redujo la rentabilidad de hoteles medianos y pequeños, especialmente en destinos donde el turismo internacional aún no recuperó niveles prepandemia. A esto se suma el crecimiento de la oferta informal en plataformas digitales, que, sin regulaciones tributarias ni requisitos de seguridad, desplaza a los establecimientos habilitados y genera una competencia desigual.
El gremio advierte que la expansión de estos alojamientos no registrados, junto al alza de tarifas de energía y gas, presiona a una industria clave para el desarrollo regional y la generación de empleo. Además, el deterioro de la seguridad en algunas zonas del país y los travel warnings emitidos por gobiernos extranjeros podrían limitar aún más el arribo de turistas internacionales.
Para los especialistas, el desafío pasa por formalizar el mercado, aliviar la carga impositiva y recuperar la confianza del visitante extranjero. Colombia necesita consolidar un modelo turístico sostenible y competitivo que combine calidad de servicios, regulación equilibrada y promoción internacional. Sin esas condiciones, la desaceleración actual podría transformarse en un freno estructural para uno de los sectores más dinámicos de la economía colombiana.










