Una nueva tendencia transforma el mapa turístico de China porque miles de jóvenes visitan fábricas, plantas automotrices, granjas tecnológicas y talleres textiles en lugar de los destinos tradicionales. Este fenómeno, conocido como “turismo industrial” (gongchang you), combina educación, entretenimiento y sentido de pertenencia, reflejando un profundo cambio cultural en la Generación Z del gigante asiático.
En enero, cuando se abrió al público la planta automovilística de Xiaomi en Beijing, más de 4.600 personas intentaron conseguir una de las 20 plazas disponibles. Las entradas para visitar la empresa de robótica Unitree llegaron a revenderse por 3.000 yuanes (360 euros) debido a la alta demanda. El Museo de la Cerveza de Qingdao también informó récords históricos de visitas, con entradas agotadas varios días antes.
El atractivo de estas experiencias radica en que, para muchos jóvenes chinos, las fábricas ya no representan solo lugares de trabajo, sino símbolos de los logros tecnológicos y productivos del país. Según China Daily, recorrer una línea de ensamblaje o una planta automatizada es una forma de orgullo nacional y descubrimiento cultural, donde el “Made in China” se transforma en un “Experienced in China”.
El modelo se inspira en prácticas europeas iniciadas en los años 50 —como las visitas a las fábricas de Citroën—, pero en China recién comienza a consolidarse: representa el 5% del ingreso turístico total, frente al 10-15% de otras economías desarrolladas. Sin embargo, su crecimiento es acelerado: más de mil atracciones industriales ya forman parte del circuito turístico oficial.

Las empresas adaptaron sus instalaciones para recibir visitantes con exposiciones interactivas, brazos robóticos en funcionamiento y talleres educativos. En el rancho de Zengcheng, por ejemplo, se registraron 4.500 visitas familiares durante el verano, con niños que aprenden sobre producción agrícola y sostenibilidad.
El interés también se traduce en cifras. La láctea Yuexiu Fengxing, de Guangzhou, recibió 2.000 turistas mensuales, un 10% más que en 2024, con reservas agotadas durante los fines de semana. La experiencia combina recorridos por la planta, degustaciones y charlas con técnicos, en un formato que une diversión, aprendizaje y orgullo por la industria nacional.
Expertos como Zhang Xiaofeng, del Instituto de Ciencias del Turismo de Zhejiang, advierten que el principal desafío radica en mejorar la infraestructura de transporte y servicios en torno a las fábricas. Propone crear líneas de autobuses dedicadas y ampliar la capacidad de reservas para convertir esta tendencia de nicho en un nuevo pilar del turismo cultural chino.
En una sociedad que busca equilibrar modernidad y tradición, el turismo industrial se consolidó como un fenómeno que fusiona identidad, tecnología y educación, ofreciendo a los jóvenes una nueva forma de conectarse con la historia productiva de su país.










