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El número de practicantes también creció: 13,55 millones de chinos se volcaron al esquí, lo que representó un incremento del 5,86 % respecto al período anterior. Uno de los motores principales fueron las estaciones indoor, que concentraron el 21,6 % de la demanda nacional, con más de 5,6 millones de visitas.
China cuenta hoy con siete de las diez superficies cubiertas más grandes del mundo, lo que garantiza la práctica durante todo el año, incluso en ciudades de clima templado como Shanghái.
El impulso del Estado resultó clave. Desde los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022, el objetivo oficial de sumar 300 millones de nuevos aficionados se tradujo en inversiones masivas en pistas, resorts y programas educativos que incorporaron deportes de nieve en las escuelas. La estrategia incluyó también paquetes turísticos que combinan esquí, cultura local y actividades recreativas.
El crecimiento económico aportó otra variable decisiva: la aparición de una clase media con mayor poder adquisitivo que busca nuevas formas de ocio. El esquí pasó de ser un pasatiempo exclusivo a un símbolo de estatus y estilo de vida aspiracional, comparable a otros consumos premium.
La evolución resulta sorprendente si se tiene en cuenta que en 1996 China contaba con menos de diez estaciones de esquí. Hoy la red supera las 800 instalaciones, distribuidas no solo en el noreste frío del país, sino también en grandes urbes con complejos cubiertos de nieve artificial.
Este desarrollo transformó el esquí en una opción accesible para millones de habitantes urbanos, extendiendo la práctica más allá de las regiones montañosas. El turismo de nieve dejó de ser una rareza para convertirse en una industria nacional en expansión.
Los analistas coinciden en que China se convertirá en el mayor mercado mundial del turismo de nieve en los próximos años. El desafío será garantizar estándares internacionales de calidad en servicios y atraer visitantes extranjeros, en un intento por competir con destinos históricos como Suiza, Francia o Estados Unidos.
La combinación de infraestructura moderna, respaldo estatal y creciente demanda interna marca un nuevo capítulo en el mapa global del esquí, donde China apunta a convertirse en protagonista indiscutido.
