En la sumatoria de los doce meses del año pasado, Jeju recibió más de trece millones de visitantes consolidando la ruta Seúl–Jeju como la más transitada del mundo según informó la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
A esto se sumó un crecimiento récord del turismo extranjero ya que la Asociación de Turismo de Jeju comunicó oficialmente que los arribos procedentes del exterior se cuadruplicaron hasta alcanzar los 1,9 millones de turistas anuales.
El auge turístico impulsó la distribución de 8.000 guías multilingües en coreano, inglés y chino, donde se explican los comportamientos considerados ofensivos. Acciones como fumar fuera de las zonas habilitadas, tirar basura o dañar espacios naturales ahora pueden ser sancionadas con multas de hasta 50.000 KRW -el equivalente a 35 dólares estadounidenses- e incluso con penas de prisión menores.

La reacción se intensificó luego de incidentes virales en redes sociales. En abril circuló un video de un turista extranjero fumando en un autobús, lo que desató una ola de críticas en la opinión pública local. Días después, la publicación de una foto de un niño defecando en la vía pública avivó los reclamos por sanciones más duras contra visitantes internacionales.
“Las nuevas reglas buscan equilibrar el atractivo turístico de Jeju con el respeto a la comunidad y a su frágil ecosistema”, remarcaron desde la comisión de turismo insular. La medida se enmarca en una tendencia global de destinos que intentan limitar el impacto negativo del turismo masivo sin resignar su posicionamiento en el mercado internacional.
Con estas acciones, Jeju procura proteger su identidad cultural y natural, mientras mantiene el desafío de seguir recibiendo millones de turistas cada año bajo un modelo de turismo responsable y sostenible.










